En una vida rodeada de tecnología, muchos buscamos asilo en la naturaleza que nos
rodea. De esos muchos, no somos pocos los que intentamos inmortalizarla. Somos David
de la Iglesia y Eneko Guerra. Somos fotógrafos de paisaje.
Salir ahí fuera nos conecta con la naturaleza, nos anima a protegerla y a compartir con todo el mundo los maravillosos momentos que tenemos el privilegio de vivir y sentir en persona. Una cascada que golpea con fuerza, frío extremo, arena, olas que salpican y hasta rachas de viento que lanzan el equipo contra el suelo… Como fotógrafos, visitamos sitios espectaculares en condiciones inimaginablemente complejas. Es por ello que necesitamos tener con nosotros el mejor equipo posible. Un conjunto de cuerpo de cámara y lentes capaz de funcionar como una extensión de nuestro propio cuerpo y que dé una respuesta eficaz a esas condiciones.
Como todo en esta vida, es vital encontrar un compañero de aventuras que se adecúe a tus necesidades y nosotros percibimos a la FUJIFILM X-T4 como una herramienta de trabajo confiable y excelente para el fotógrafo de naturaleza y paisaje. Su robustez y sellado, le otorgan unas cualidades necesarias para el trabajo en condiciones adversas. La botonería física y diales de control, nos permiten la manipulación de la cámara en cualquier tipo de situación, posibilitando un manejo ágil de los parámetros incluso en condiciones de frío extremo (guantes) o baja luminosidad.
En este tipo de fotografía, solemos disparar al amanecer y al atardecer, ya que es el momento del día donde más interesante es la iluminación. La luz lateral de estos momentos realza los relieves del paisaje y crea estampas inolvidables. El contraste entre sombras y luces de estas escenas, comúnmente llamado rango dinámico, es tan amplio que hasta hace unos pocos años las cámaras digitales eran incapaces de retener esa iluminación y representarla tal y como la veíamos con nuestros ojos. La FUJIFILM X-T4 es capaz de retener toda esa información y ponerla a nuestro servicio. Cuando el equipo se convierte en una herramienta que no nos limita, la creatividad se vuelve infinita.
Buscamos siempre la mayor flexibilidad. Intentamos siempre tomar nuestras fotografías con la ayuda de un trípode pero hay situaciones en las que nos es imposible, bien por las prisas o bien porque directamente no entra en el hueco desde donde queremos disparar. Contar con un estabilizador en el propio cuerpo nos hace la vida muchísimo más sencilla, haciendo que nos llevemos a casa una foto que no hubiese podido hacerse de otra manera. Además,
es un auténtico extra para la utilización en vídeo.
Además, para nuestro tipo de fotografía, Fujifilm nos ofrece una lente espectacular como es XF8-16mmF2.8 LM WR que cuenta con el extra de conseguir un equipo completamente sellado que nos ayuda a centrarnos en lo que importa: Tomar la fotografía olvidándonos un poco de si se moja un poco o no. Su distancia focal de 8mm es una delicia para los que nos gusta mostrar toda la amplitud del paisaje y es uno de los mejores cristales de la marca en
cuanto a nitidez se refiere.
Cuando el sitio, la luz, el equipo y el fotógrafo se unen, surge la magia. Surge la fotografía
más completa.