Laura Núñez describe cómo elige las composiciones pictóricas de animales en sus hábitats naturales
Laura Núñez es una fotógrafa de vida salvaje y conservacionista española que utiliza sus fotos y vídeos para concienciar sobre especies poco conocidas y en peligro de extinción. Si bien en la actualidad su trabajo la lleva a recorrer el mundo, descubrió su pasión por fotografiar animales siendo una niña.
“Cuando era pequeña, mi familia siempre llevaba las típicas cámaras de carrete a los viajes de fin de semana”, recuerda Laura. “Mis padres las llevaban para hacerme fotos a mí, pero tan pronto como se daban la vuelta, las cogía y me ponía a fotografiar ranas y saltamontes”.
“La emoción mientras esperaba para ver cómo salían esas fotos y obtener un registro permanente que luego me permitía estudiar con calma los detalles de cada especie… es algo que determinó mis primeras experiencias en la naturaleza”, comenta.

Un proceso de aprendizaje
A medida que la tecnología de imágenes cambiaba, también lo hacía la relación de Laura con la fotografía. “Pasé de ser la niña que creaba esas primeras fotos puras e inocentes a descubrir, con la era digital, que podía cargar imágenes en mi ordenador y utilizarlas para documentar especies para mis proyectos del grado en biología”, reflexiona.
“Cuando terminé mis estudios, me di cuenta de cuánta información habían revelado esos archivos. Quería compartir esas observaciones con amigos y compañeros interesados, para ayudar a las personas a conocer estos animales y aumentar la concienciación sobre la necesidad de protegerlos”.
”Por eso me embarqué en el camino de la conservación de la naturaleza, me formé como guía de vida silvestre y comencé a compartir contenido en las redes sociales”.

Ahora, con muchos años de fotografía de vida salvaje a sus espaldas, Laura ha recorrido un largo camino desde sus primeras imágenes de archivo. Aun así, cree que siempre queda mucho por aprender.
“Siempre llevo una cámara conmigo, y no hay ni un solo día en que llegue a casa sin haber aprendido algo nuevo”, afirma. “Muchas veces, eso significa volver sin la imagen que esperaba, pero con otra información nueva en su lugar”.
”Por ejemplo, saber cuándo llega una especie determinada a una zona o descubrir a qué distancia va a huir de mí. Después de muchas pruebas y errores, y de no rendirme tras muchos intentos fallidos, tarde o temprano consigo la foto”.
A lo largo de los años, Laura también ha aprendido mucho sobre crear con intención. “Es esencial adaptar la información al público que la recibe”, destaca. Laura, que busca visualizaciones en las plataformas de vídeo, se esfuerza por crear fotos que llamen la atención de la gente.
“Trabajo con una sola imagen cada vez”, señala. “Teniendo en cuenta que la media de la atención humana en una publicación en línea es de unos cinco segundos, intento crear un elemento de sorpresa desde el primer segundo. Por eso, mi objetivo es crear fotos únicas y originales que requieren un tiempo de creación”.

Adaptación
Crear fotos de vida salvaje que capten la atención de la gente es mucho más fácil de decir que de hacer. De hecho, es todo un desafío tomar una foto de la mayoría de animales.
“La fotografía de vida salvaje requiere un proceso de adaptación”, explica Laura. “Los animales te detectan mucho antes de que tú los veas. Algunos abandonan su posición al instante; otros permanecen ocultos mientras te observan, completamente congelados y atentos a tus movimientos”.
“Nuestro olor corporal, nuestra respiración y nuestra simple presencia nos delatan, lo que al principio hace que las cosas sean un poco complicadas”, admite. “Creo que lo que hace que la fotografía de vida salvaje sea única es la paciencia. Al aprender a observar cómo se mueve el entorno y cómo se ve afectado por tu presencia, puedes aprender muchas cosas sobre cómo comportarte”.

“Es más fácil responder rápidamente a cada estímulo que aparece ante ti cuando logras convertirte en una pieza más del ecosistema, estabilizar tu impacto en el medio ambiente y sentirte cómodo en ese estado”.
Aprender cómo reaccionan las diferentes especies es un buen punto de partida, aunque Laura destaca que cada animal tiene su propia personalidad. “Una hembra de tejón se comporta de forma muy diferente a un macho. Y por si fuera poco, cada hembra de ese grupo social tiene su propia forma de actuar”, explica. “Lo mismo sucede con las aves o los reptiles: tendrán diferentes grados de miedo o curiosidad según sus experiencias previas”.
“Adaptarse a sus preferencias es parte del proceso fotográfico y, al menos para mí, es la parte más entretenida y la que más me llena de adrenalina. Esos momentos que los animales deciden compartir contigo son únicos para aquellos que amamos la naturaleza, y no importa si duran poco, ya que, gracias a la fotografía, podemos revivirlos siempre que queramos”.

El mejor equipo para la fotografía de vida salvaje
“Durante los últimos tres años, he estado trabajando con equipos Fujifilm, utilizando una configuración diseñada para mi FUJIFILM X-H2S, que, gracias a sus características, es perfecta para la fotografía de vida salvaje”, afirma Laura. “La altísima velocidad del procesador de la cámara y el sensor apilado permiten un rendimiento increíblemente rápido”.
“La naturaleza cambia en un abrir y cerrar de ojos; es un ciclo continuo y repetitivo de circunstancias aleatorias. En un campo en el que todo se transforma tan rápido, para mí es esencial disponer de velocidad y precisión inmediata del autoenfoque, porque me permite no perderme nunca esos momentos decisivos”.
“Además, todos conocemos la ley de Murphy”, añade Laura, refiriéndose al dicho de que si algo puede salir mal, saldrá mal. “Se te llena la tarjeta de memoria o se agota la batería justo cuando más las necesitas. Sin embargo, la duración de la batería de la X-H2S ofrece una buena resistencia para largas sesiones al aire libre, incluso a temperaturas bajo cero”.
“Cada mes de mayo participo en una expedición al archipiélago de Svalbard y, en este caso en concreto, creo que es fundamental destacar la ergonomía de esta cámara. Gracias a su cuerpo robusto y resistente a la intemperie, hermético contra el polvo y la humedad, puedo moverme con seguridad entre las olas del océano Ártico y las fuertes nevadas”, señala.

“Cuando probé por primera vez una cámara FUJIFILM, lo que más me impresionó fueron los colores”, recuerda Laura. “Gracias a las simulaciones de película y a la excelente calidad de imagen, las imágenes son casi tangibles y, en comparación con otras marcas, los colores son muy naturales y fieles a la realidad. Obtener una imagen que requiere poco o ningún tipo de edición reduce el tiempo de posprocesamiento, algo crucial para quienes somos activos en las redes sociales, porque necesitamos crear contenido rápidamente, pero sin perder calidad”.
Cuando se trata de elegir óptica, la gama de la serie X ofrece una excelente utilidad en todas las distancias focales y Laura destaca sus favoritas en cada extremo de la escala.
“El objetivo que me acompaña con más frecuencia y cuyo dinamismo y versatilidad compositiva me permiten esconderme entre la maleza y esperar desde lejos hasta que el animal se sienta cómodo con mi presencia es el FUJINON XF150-600mmF5.6-8 R LM OIS WR”, explica.
“Podría decir que he elegido casi todos los objetivos que tengo en función de las especies que he querido fotografiar. Por ejemplo, también utilizo un gran angular FUJINON XF10-24mmF4 R OIS WR, que me ayuda a fotografiar animales más pequeños como insectos, arácnidos, anfibios y reptiles”.
“A estos grupos de animales los llamo ‘los olvidados’, porque por lo general nadie les presta atención. Pero este tipo de fotografía puede ayudar a darles visibilidad, levantando el velo que los rodea y mostrando al mundo que es fundamental protegerlos a ellos y al medio ambiente que compartimos”.

Consejos finales
El consejo de Laura para quienes buscan inspiración en su trabajo y labrarse su propio camino hacia la fotografía de vida salvaje es no buscar atajos, ya que la ruta más larga suele ser la más satisfactoria.
“Le diría a la gente que no se obliguen a ser fotógrafos solo porque quieren convertirse en fotógrafos; en otras palabras: que no lo hagan para buscar el final, sino para disfrutar del principio”, aconseja. “Es un camino continuo de osadía y mucho ensayo y error, por lo que la frustración no es una opción”.
”Muchas veces, los resultados no cumplirán con nuestras expectativas, pero sin esa parte, el proceso no estaría completo”.

Como consejo de despedida, nos da su propia valoración de lo que hace que una foto de vida salvaje sea realmente excelente. “En mi opinión, la fotografía debe prestar atención a los detalles”, reflexiona. “La vida silvestre es impredecible, por eso mantener cada parte del entorno en su lugar suele ser un auténtico reto”.
”Sin embargo, cuando logramos los entornos adecuados, con luz y sombras bien posicionadas y una composición que casi parece una pintura, es cuando sabemos que hemos aprovechado al máximo los recursos que nos ofrece la naturaleza y hemos creado una obra de arte”.