La bióloga y fotógrafa marina Mads St Clair describe cómo cambia bajo las olas la complejidad de la creación de imágenes
“Mi trayectoria fotográfica comenzó bajo el agua”, empieza Mads St Clair, bióloga marina y fotógrafa de conservación. “Allí es donde aprendí todo, luego regresé y volví a aprender a tomar fotografías desde afuera”.
Gracias a su trabajo como científica de arrecifes de coral, los viajes de investigación de Mads le dieron una visión directa del daño que se está haciendo a los ecosistemas marinos. Quería documentar mejor lo que veía, así que se concentró en aprender a contar esas historias formándose como operadora de cámara submarina y fotógrafa.

Dar el paso
“A decir verdad, trabajar bajo el agua y fuera de ella son dos cosas completamente diferentes”, explica Mads. “La gente cree que con meter una cámara en una carcasa es suficiente, pero hace falta mucho más que eso.
“El agua es un medio completamente diferente al aire, por lo que la luz funciona de otra manera. Hay que tener muy presente cómo cambia el color: las diferentes longitudes de onda de la luz se absorben más rápido. Lo primero que se pierde es el rojo, luego el amarillo, y luego el verde hasta que te quedas con el azul. Hay que ajustar el balance de blancos, a veces hacen falta filtros y luces subacuáticas. Y cuanto más profundo vas, más debes sopesar estos factores.
“Lo segundo que hay que tener en cuenta es cómo proteger la cámara. Hay que colocarla en una carcasa, pero eso requiere mucha preparación. Una vez que la cámara está dentro, flota bastante en el agua, así que hay que estar preparada para ver cómo se desenvuelve en diferentes condiciones. Y no se pueden cambiar los objetivos a media inmersión, por lo que hay que planificar mucho más que en tierra.
“Después de eso, piensa en ti misma”, añade Mads. “Dependiendo del tema, hará falta un poco de formación o práctica. Por ejemplo, ¿vas a bucear con o sin botella? ¿Vas a entrar en aguas que requieren un traje de neopreno grueso y que flote? ¿Habrá corrientes? No hay duda de que es un salto”.

Coste hundido
Ningún fotógrafo de vida salvaje tiene la garantía salir con las fotos que iba a buscar. Si trabajas en las localizaciones donde trabaja Mads, tienes que tenerlo claro.
“Si quieres tener la garantía de que la foto va a salir, vete al zoo o al acuario”, afirma Mads. “Puedes hacer toda la planificación e investigación del mundo, recorrer miles de kilómetros y tomar un bote con todo el equipo para fotografiar un elemento de vida salvaje, que muchas veces no se deja ver. Me ha pasado más veces de las que puedo contar.
“A la gente le resulta especialmente frustrante la fotografía submarina porque preparar la cámara requiere más trabajo”, señala.
“Por ejemplo, si analizamos los aspectos prácticos de la configuración de la carcasa de la cámara, primero hay que asegurarse de que la cúpula esté limpia por dentro y por fuera, sin polvo, arañazos ni pelos.
“A continuación, debemos comprobar la junta tórica, que impide la entrada de agua, y asegurarnos de que no haya arena ni polvo. A menudo también se sella al vacío la carcasa.

“Lo siguiente es preparar tu propio equipo de buceo y dirigirte a la ubicación: conducir hasta el océano, tomar un barco o adentrarse en el mar. Y después de toda esa preparación, es fácil quedarse horas bajo el agua sin que aparezca ese elemento de vida salvaje; o que esté allí, pero no haga lo que tú quieres que haga”.
Cuando tu trabajo es como jugar a un juego de azar, es esencial acumular probabilidades a tu favor. En la experiencia de Mads, eso se traduce en ser paciente e implacable.
“Lo mejor que el dinero puede comprar es tiempo”, afirma. “Y buena parte de ese tiempo, se pasa sentado en el mismo lugar bajo el agua, esperando a que algo nade frente a ti.
“A veces, la gente intenta forzar a la vida salvaje a comportarse como quieren ver, lo que es moralmente incorrecto. La paciencia es la clave para la fotografía de vida salvaje. Tienes que tener muy claro que es posible que no consigas la foto y que tendrás que esperar”.

Recordar qué importa
Con tanto tiempo y dinero invertidos en asegurarse una imagen en concreto, cuando finalmente ocurre el momento tan esperado, Mads describe una compleja ráfaga de emociones.
“Me asalta una sensación de pánico. Estamos destruyendo el mundo a tal velocidad, que cada vez es más raro ver algunas de estas cosas. Me preocupa que puede ser la última o la única vez que lo veo, y la única oportunidad que tengo de fotografiarlo”, afirma. “Pero a la vez, creo que siempre habrá otra oportunidad de ver algo igualmente único y mágico”.
Aunque Mads sabe muy bien lo que es sufrir por una historia, implora a sus compañeros fotógrafos de vida salvaje que nunca pisoteen la naturaleza en busca de una imagen.
“A veces la gente pone tanto énfasis en sacar la foto que deja de priorizar el respeto por la vida salvaje. Ahí es cuando se convierte en una actividad peligrosa”.
En el mundo documental, Mads ha descubierto que, si no vas a lograr esa foto vital, hay que adaptarse y buscar una nueva narrativa.
“Si algo he aprendido en mi viaje como fotógrafa de vida salvaje y de conservación, especialmente en el último año, durante el cual he trabajado para la revista Oceanographic como narradora residente, es a cambiar mis expectativas”, explica.
“Anteriormente, había pasado largas temporadas en lugares, lo que me había dado la oportunidad de obtener exactamente lo que quería. Pero últimamente he tenido ventanas mucho más breves para lograr la foto y muchas veces no he podido hacerlo, así que he tenido que rehacer la historia”.

El mejor equipo de fotografía subacuática
A diferencia de la fotografía de vida salvaje en tierra, donde las largas distancias focales son las que predominan, hay poca demanda de teleobjetivos bajo el mar.
“When working underwater, the number one thing is to get close,” Mads remarks. “The more water you have between your subject and your lens, the more blue in your photo – and that makes your image less detailed.
“Cuando se trabaja bajo el agua, lo principal es acercarse”, comenta Mads. “Cuanta más agua hay entre el sujeto y el objetivo, más azul es la foto, lo que hace que la imagen sea menos detallada.
“Generalmente, cuando trabajo con megafauna marina, que es lo que más fotografío, mi objetivo de referencia es un zoom gran angular con un f-stop relativamente bajo, normalmente f2.8. “Esto implica que puedo acercarme mucho al animal y obtener una foto clara y detallada con mucho color y vitalidad, sin dejar de tener todo el cuerpo del animal en la imagen. Me gusta jugar un poco más con eso, así que a menudo acerco la imagen y obtengo primeros planos más detallados. También me encanta usar un objetivo de 50 mm bajo el agua”.
El único factor limitante para las cámaras es encontrar una carcasa que se adapte a tu cuerpo preferido, lo que implica decidir en función del aspecto de las imágenes que quieres priorizar.
“Gané el FUJIFILM GFX Challenge Grant hace unos años”, recuerda Mads. “Después de eso, utilicé la FUJIFILM GFX100S. El detalle es increíble. Son 102 megapíxeles, así que son algunas de las fotos submarinas más increíbles que he hecho”.

El mensaje
Para alguien que ha dedicado su vida a investigar y proteger el mundo natural, Mads considera la narración visual como una de las fronteras más importantes para conseguir que el público apoye las iniciativas de conservación.
“Proteges lo que amas, pero amas lo que conoces”, afirma. “Hay un gran problema de comunicación en lo que respecta a nuestros océanos. Muchas personas no saben lo hermosos que son ni por qué deberían protegerlos.
“También hay falta de conocimiento sobre lo importante que es el océano para la vida humana y sobre los problemas a los que se enfrenta. Somos criaturas visuales que viven en un mundo de redes sociales: fotos y vídeos. Si existe alguna forma de que yo logre hacer que la gente se preocupe y actúe, esa es mi misión como fotógrafa”.

Este es el consejo de Mads para los creadores de imágenes que buscan unirse a ella en el uso de su fotografía para preservar los océanos:
“Si quieres empezar con la fotografía submarina, hay algo que debes hacer incluso antes de poner un pie en el océano: investigar. Investiga la vida silvestre y cómo funciona tu cámara. Practica la fotografía en tierra y aprende a bucear bien antes.
“Una vez que hayas hecho todo lo posible en tierra para prepararte y te sumerjas en el agua, prepárate para fracasar, eso es parte del juego. Aprende a equivocarte y a disfrutar de los errores, practicar y divertirte. De eso trata la fotografía”.